El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha inscrito su candidatura para contender en las elecciones del próximo año y ha confirmado sus intenciones de reelegirse en el cargo, a pesar de que un mandato consecutivo está prohibido expresamente por la Constitución del país centroamericano. Bukele, en el cargo desde 2019, ha inscrito como compañero de fórmula al actual vicepresidente, Félix Ulloa. Ambos políticos representarán al partido Nuevas Ideas, una formación creada por Bukele desde el Gobierno y que ahora domina el Congreso. El mandatario salvadoreño despeja así las pocas dudas que quedaban sobre si estaba dispuesto a desafiar el texto constitucional con sus intenciones reeleccionistas.
Bukele ha presentado su solicitud de registro ante el Tribunal Supremo Electoral al filo de la medianoche del jueves, arropado por cientos de simpatizantes. “Será el pueblo salvadoreño el que decida si quiere que haya reelección”, ha dicho el presidente usando un altavoz. “El pueblo salvadoreño decidirá si quiere continuar siendo el país más seguro del continente o si queremos volver a ser el país más inseguro del mundo, como lo dejaron los gobiernos anteriores”, ha añadido. Bukele ha usado su radical política contra las pandillas, una estrategia cuestionada por organizaciones de derechos humanos, como bandera para reelegirse. “¡Cinco más, cinco más!”, coreaban los simpatizantes del mandatario, en referencia a los años que dura el periodo presidencial. “¡Reelección, reelección!”, decían también.
Los planes reeleccionistas de Bukele fueron avalados por la Sala de lo Constitucional, un órgano controlado por el presidente con jueces a modo. Aunque la Carta Magna, en su artículo 152, prohíbe los mandatos consecutivos, el Poder Judicial elaboró una interpretación del texto constitucional que permite a un presidente en funciones participar en los comicios si se separa del cargo al menos seis meses antes de la elección. Bukele lo ha seguido al pie de la letra. Si gana los comicios, algo altamente probable dada su enorme popularidad, pasará a la historia como el primer presidente en prolongar su mandato desde el regreso de la democracia a El Salvador.
Bukele, que se ha esmerado en asegurar que no es un dictador, ha implementado una política de mano dura en contra de las pandillas salvadoreñas, la Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18, y ha logrado reducir al mínimo los homicidios. La estrategia está basada en un estado de excepción vigente desde marzo de 2022. Más de 71.000 personas, presuntamente pandilleras, han sido detenidas y encarceladas. Miles de ellas son inocentes y no tienen ninguna relación con las organizaciones criminales, según han documentado organizaciones de defensa de los derechos humanos. La estrategia ha devuelvo a los salvadoreños algo de paz sobre las cenizas de las garantías civiles y las libertades. Bukele ofrece a sus ciudadanos otros cinco años de esa política.
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