En este verano de separaciones, tras cantantes, actores y futbolistas, toca el turno de los mandatarios. Este miércoles el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado que se separa de su esposa, Sophie Grégoire-Trudeau, después de 18 años de matrimonio, 20 de relación y tres hijos en común. Su oficina ha confirmado que hay “un acuerdo de separación legal”, pero no hablan, por el momento, de divorcio.
Tanto Trudeau como Grégoire han hecho pública la separación a través de sendos comunicados en inglés y francés en sus perfiles de redes sociales. “Hola a todos. Sophie y yo queremos compartir que, tras muchas conversaciones importantes y difíciles, hemos tomado la decisión de separarnos. Como siempre, continuaremos como una familia muy unida con un profundo amor y respeto el uno por el otro y por todo lo que hemos construido y seguiremos construyendo”, afirma Trudeau. “Por el bienestar de nuestros hijos, os pedimos que nos respetéis a nosotros y nuestra privacidad, gracias”, finaliza el escueto texto. Una de las últimas ocasiones en las que se les vio juntos en un acto oficial fue a principios de mayo en Londres, en la coronación de Carlos III, cuando entraron y salieron de la abadía de Westminster cogidos de la mano.
Trudeau, de 51 años y que en noviembre cumplirá ocho al frente de Canadá, y Grégoire, de 48, se conocieron en la infancia. Estudiaron en la misma escuela, en el barrio de Mount Royal de Montreal, donde ella iba a la clase del hermano pequeño de él, Michel, que murió en una avalancha mientras esquiaba en 1998. Sus caminos se separaron a la hora de avanzar en su formación académica; él primero estudió arte y literatura, y después empezó (sin terminarlos) ingeniería y un máster en geografía y medio ambiente, para finalmente seguir los pasos de su padre, Pierre Trudeau, ex primer ministro de su país, y entrar de lleno en el mundo de la política. Mientras, Grégoire empezó a estudiar comercio, siguiendo también los pasos de su padre, banquero, para dar el salto a la comunicación.
Fue en el año 2003 cuando los dos viejos conocidos se reencontraron en un acto benéfico para, pocos meses después, empezar a salir juntos. Como contó ella en una entrevista en el medio Women on the Fence, el flechazo fue instantáneo: “En la primera cita me miró a los ojos y me dijo: ‘He estado esperándote 31 años. Vas a casarte conmigo. Vamos a formar una familia”.
Parece que Trudeau llevaba razón. Se comprometieron en octubre de 2004 y se casaron en Montreal en mayo de 2005. Él siguió despuntando en su camino político y ella durante años mantuvo su trabajo, primero como reportera cultural y de salud, tanto en televisión como en radio, y en su última etapa laboral como uno de los rostros estrella de la cadena de televisión de entretenimiento CTV. En 2010 dejó su trabajo y se centró en la filantropía, defendiendo especialmente a mujeres y niñas y también centrada en los desórdenes alimenticios; sufrió bulimia en su adolescencia. La pareja tiene tres hijos, Xavier, de 15 años, Ella-Grace, de 14, y Hadrien, de nueve. En mayo, el pasado día de la madre, Trudeau afirmó de su esposa que era una de las personas “más fuertes, valientes y fantásticas” que conocía.
Durante la carrera pública de Trudeau, Grégoire ha mantenido un discreto perfil mediático y muy centrada en las causas sociales que defiende. Esa imagen poco llamativa ha sido habitual en las esposas de los primeros ministros canadienses, que no reciben cargo ni sueldo. Con una excepción: la de la madre de Trudeau, Margaret Sinclair, que estuvo casada con Pierre Elliott Trudeau desde 1971 y hasta 1977 (el divorcio llegó en 1984) y con quien tuvo tres hijos, Justin, Alexandre y el fallecido Michel.
Margaret conoció a Pierre cuando ella tenía apenas 18 años y él ya había cumplido los 47; se convirtió al catolicismo para casarse con él. La pareja se separó con un gran escándalo mediático. Margaret padecía un desorden bipolar y los hijos se quedaron a cargo de Pierre, aunque finalmente llegaron a un acuerdo de custodia amistoso. Según ha contado Justin Trudeau en alguna ocasión, sus padres se querían enormemente, pero sus distintas formas de ver la vida, con el mandatario muy centrado en la política y el deber, y sobre todo la gran diferencia de edad entre ambos (Margaret era 29 años menor que Pierre) terminó por separarlos. Margaret, que mantuvo romances con Jack Nicholson y Mick Jagger y que se convertió al budismo, volvió a casarse con un empresario inmobiliario y tuvo dos hijos más; Pierre también tuvo otra hija.