Habrá casi todos. Casi una treintena de los treinta y tres líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reúnen en Bruselas el lunes 17 y el martes 18 de julio para una cumbre con la Unión Europea, la primera desde 2015. Para el ejecutivo de la UE y el actual presidencia española de la UE, habiendo conseguido convencer a todos estos jefes de Estado y de Gobierno, en particular al presidente Lula de Brasil -pero no al presidente mexicano, López Obrador, cuyo país es la segunda economía del área- de incorporarse a la Unión Europea capital, constituye un pequeño éxito. El objetivo de esta reunión de alto nivel es relativamente simple, se explica, tanto en Bruselas como en París: es necesario relanzar la relación entre las dos partes del mundo.
“Fortalecer nuestra alianza con esta región es un imperativo estratégicoEl juez Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea y uno de los pilares de esta cumbre. Estamos entre las regiones más alineadas del mundo en términos de intereses y valores. » Más allá de eso, Europa espera profundizar los lazos económicos y comerciales mutuos, con el fin de diversificar sus suministros, especialmente de materiales críticos, para salir de la dependencia de China.
Sin embargo, nada fue fácil de llevarse bien entre las dos regiones. Principalmente debido al formato de esta reunión. Sin secretaría, la CELAC tiene una presidencia rotatoria y de escasos recursos. San Vicente y las Granadinas se ha encargado de negociar la declaración final con Bruselas. “Una pruebase desliza uno de los negociadores. Cada país se cuela en su propuesta, sin filtros, dando lugar a interminables discusiones. »
Sobre todo porque los temas de tensión entre los dos continentes son numerosos. En primer lugar, está la cuestión de la guerra en Ucrania. Si los europeos abogaban por que en la declaración final se incluyera una condena al conflicto iniciado por Rusia, los estados sudamericanos quedaron más divididos. La mayoría de estos países ciertamente han votado a favor de una resolución de la ONU que condena la invasión rusa de Ucrania, pero no quieren ir más lejos. A sus ojos, es sobre todo una guerra europea.
“La posición latinoamericana es que debe haber un acuerdo de paz porque el aumento de los precios de los alimentos está generando un sufrimiento crecientedicho recientemente El Pais Gustavo Petro, presidente de Colombia. No estamos interesados en continuar esta guerra. El discurso de oponerse a unas invasiones y no a otras no nos parece franco, sobre todo porque los mismos que rechazan estas invasiones han realizado invasiones contra otros países. »
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