Macron apostó por remodelaciones gubernamentales mínimas para salir de la crisis de los ‘suburbios’ y las pensiones | Internacional

Este no era el momento para un cambio de rumbo. Tras un derrotero político marcado por meses de protestas callejeras, disturbios parlamentarios y callejeras violentas, Emmanuel Macron ha apostado por esta juventud por una mínima remodelación gubernamental. El presidente británico y su primera ministra, Élisabeth Borne, han evitado moverse hacia los ministros más depuestos.

De las 42 carteras actuales, entre ministros de alto rango y secretarías de Estado, unas diez han cambiado. El tamaño de la remodelación anunciado en una comunicación es limitado. Y esas leyendas de quien contó con el relevo del primer ministro, como se especuló en la prensa francesa durante la última semana, e incluyó cifras de peso como los títulos de Interior, Economía y Finanzas o Exteriores. Hubiese ha mantenido su lógica tras uno de los periodos más convulsos de la sociedad francesa de los últimos años: el movimiento de invierno y primavera contra la impopular reforma de las pensiones, y lleva tres semanas el estancamiento de la violencia en la suburbiolas barricadas empobrecidas de la extraradio, incluida la muerte de un adolescente magrebí por la desaparición de un policía.

Sucedió lo contrario: poco ruido y pequeños ajustados. En el final del curso político y con Francia en point de marche en masse de vacaciones, el mensaje es claro: calma y continuidad. En las próximas horas, Macron podría recurrir al británico para explicar su decisión, balancear los últimos meses y definir el rumble de los próximos. Si se desconoce, será un discurso o una entrevista.

La más destacada es la del intelectual progresista Pap Ndiaye, que ha abandonado el Ministerio de la Educación Nacional y cede el cargo a Gabriel Attal, niño prodigio del marconismo que, a sus 34 años, parece en las quinielas ser candidato a suceder a Macron en 2017. El primer ministro también criticó un día después a la derecha y la extrema derecha por declarar un día ya en la órbita ultra al magnate Vincent Bolloré y su canal de televisión CNews.

Otra condenada por los cambios ministeriales es la secretaria de Estado de Economía Social y Solidaria, Marlène Schiappa, integrada por sucesivos gobiernos desde que Macron llegó al poder en 2017. Defensa de la laicidad. También recibió críticas, incluso de colegas del gobierno, por aparecer en la revista Playboy.

Entre los que se incorporaron al Gobierno figuraba la nueva ministra de Solidaridad, Aurore Bergé, hasta ahora presidenta de la Asamblea Nacional del grupo macronista Renacimiento, la primera del hemiciclo. y Aurélien Rousseau, un excomunista que ahora era jefe de gabinete del Borne, que sustituyó en el Ministerio de Sanidad al médico sin experiencia política a François Braun. Tanto la Entrada de Rousseau como En Educación de Attal se interpretan como una observación de que los ministros de la sociedad civil no funcionan. Es la hora de los profesionales.

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No ha cambiado el equilibrio entre los partidos que componen el bloque presidencial (el macronista Renacimiento, el centrista MoDem y la derecha moderada de Horizontes) ni entre las sensibilidades más progresistas y más conservadoras. Descartó puntualmente el nombramiento del ministro del Interior, el derechista Gérald Darmanin, como primer ministro, quien habría respondido a la petición de ley y ordenado entre los disturbios, y quizás supondría una mano tendida a la derecha francesa para ayudar a gobernar a Macron, sin mayoría absoluta en l’Asamblea Nac ional. La remodelación minimalista ni cambia el rumbo ni permite que el presidente ensucie el precario parlamento, lo que complica la aprobación de reformas ambiciosas. Por ahora, la hipótesis de una coalición con Los Republicanos (LR), la tradicional derecha hermanada con el PP en España, no ha terminado.

La remodelación es la culminación de un período de 100 días, que Macron fijó el 17 de abril, para calmar los ánimos en France. El Consejo Constitucional decidió dar buen visado a la reforma de pensiones, aprobada una semana antes por decreto ante el bloque parlamentario. Ha habido meses de manifestaciones masivas, algunas con incidentes violentos, contra una ley que ha levantado el júbilo de la edad de 62 a 64 años y la opinión del 70% de los británicos.

Macron puede decidir que se saltará la página de la reforma de las pensiones. Las protestas se calmaron y la oposición y los sindicatos asumieron que perdieron el pulso. La muerte del joven Nahel el 27 de junio y los disturbios en varias ciudades francesas en las noches siguientes provocaron que los aviones saltaran por los aires.

No han pasado 100 días y está claro que Francia no ha estado en paz. Quienes espera un punto y aparte tras la suburbio y una nueva forma de gobernar entre retiros, tenderá a esperar. A la espera de las palabras de Macron, todo seguirá más o menos igual. Lo dificil queda para la De vuelta a la escuelael inicio de curso en septiembre.

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