La industria alimentaria de Costa Rica cierra 2024 con crecimiento, pero enfrenta desafíos estratégicos para 2025

Según la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA), el 2024 fue un año desafiante para la industria alimentaria costarricense. A pesar de la complejidad del entorno económico y social, el sector logró un crecimiento positivo del 4%, superando significativamente el desempeño de 2023 de menos del 1%. Pero las empresas han tenido que redoblar sus esfuerzos para mantener las ventas y navegar en un mercado volátil en el que los consumidores son más cautelosos en sus decisiones de compra.

Entre los factores que han marcado el año está la caída del poder adquisitivo de quienes ganan en dólares debido a la persistente depreciación del tipo de cambio. Además, la incertidumbre internacional, particularmente ligada al cambio de gobierno en Estados Unidos, principal socio comercial de Costa Rica, y sus tensiones geopolíticas con México, Canadá y China han añadido presión al sector.

Impacto en el empleo y la economía

La industria alimentaria continúa siendo un pilar clave de la economía nacional, genera aproximadamente 103.000 empleos directos y representa casi el 5% del producto interno bruto (PIB) de Costa Rica. Este desempeño se sostuvo gracias a la diversificación de la comercialización de alimentos y al fortalecimiento de los canales de distribución, lo que permitió al sector reducir su tradicional dependencia del turismo.

Exportaciones crecientes

Uno de los puntos más destacados del informe de la CACIA fue el aumento de las exportaciones, que crecieron un 5,7% en 2024, tras pasar de USD 2.538 millones en 2023 a USD 2.683 millones este año. Este crecimiento es constante a partir de 2021 y consolida las exportaciones como principal motor del sector.

Destacan los purés y pastas de frutas, que crecieron un 38%; snacks y cereales, un 31,3%; productos lácteos con 25%; y la cerveza, que experimentó un incremento del 22,6%.

Sin embargo, no todas las áreas tuvieron resultados positivos. Productos como aceites vegetales (-16%), tomates enlatados (-12,5%), confitería (-9%), maíz y frijol (-6%) y jugos de frutas (-3%) experimentaron caídas, lo que refleja los desafíos. el sector aún enfrenta en ciertos segmentos.

En términos de mercados de destino, Centroamérica se ha consolidado como el principal receptor de las exportaciones costarricenses, representando el 50% de los ingresos externos de la industria alimentaria.

Retos estratégicos para 2025

Pese al crecimiento registrado en 2024, el presidente de CACIA, Juan Ignacio Pérez, enfatizó que varios temas pendientes de cara a 2025 deben resolverse para garantizar la estabilidad y el desarrollo sostenible del sector.

Uno de los puntos críticos mencionados fue la importancia de mantener el tipo de cambio en un nivel competitivo, cercano o inferior a 500 colones por dólar, para proteger la competitividad de las exportaciones y mitigar los costos de producción vinculados a la dinámica interna de la economía.

Además, CACIA reiteró su preocupación por el estado del Puerto Caldera, infraestructura clave para el comercio exterior. Aunque recientemente se lanzó una licitación para una nueva concesión, Pérez advirtió que el puerto no puede detener sus operaciones en el corto plazo. Según él, las medidas previstas hasta ahora no son suficientes para garantizar una transición fluida ni para resolver los problemas estructurales a corto plazo.

Otro tema importante es la modernización de la infraestructura portuaria. CACIA expresó dudas de que las reservas necesarias estén listas para 2030, lo que podría afectar la capacidad del sector manufacturero para sostener el crecimiento en el futuro cercano.

Un equilibrio de desafíos y oportunidades

El 2024 dejó un panorama mixto para la industria alimentaria costarricense. Si bien un crecimiento del 4% y un aumento sostenido de las exportaciones son señales alentadoras, las incertidumbres internas y externas, junto con los desafíos logísticos y estructurales, resaltan la necesidad de un enfoque estratégico hasta 2025.

El compromiso de la industria con la innovación, la diversificación del mercado y la mejora de los canales de distribución será clave para mantener su importancia en la economía nacional mientras se trabaja para eliminar barreras que podrían limitar su potencial a largo plazo.

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